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El amor es la última filosofía de ...

El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo.

Donde hay poca justicia ...

Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.

Lo que en la juventud se aprende...

Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.

Sólo el que manda con amor ...

Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad.

El amor es fe y...

El amor es fe y no ciencia.

Nadie ofrece tanto como ...

Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.

Todos los que parecen estúpidos...

Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.

Si quieres que te sigan las mujeres...

Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante. La frase de Quevedo se hizo tan popular que suena como un refrán más de los que conforman el Refranero Español.

Las palabras son como monedas...

Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.

La envidia va tan flaca y amarilla ...

La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.

El amigo ha de ser como la sangre, que acude ...

El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.

Vive para ti solo, si pudieres...

Vive para ti solo, si pudieres; pues sólo para ti mueres, si mueres.

Mejor vida es morir que vivir muerto.

Mejor vida es morir que vivir muerto.

La mayor señal de ser bueno es ...

La mayor señal de ser bueno es ni temer ni deber, y la mayor de la maldad es ni temer ni pagar.

Más fácilmente se añade lo que falta ...

Más fácilmente se añade lo que falta que se quita lo que sobra.

No conviene mostrar la verdad desnuda...

No conviene mostrar la verdad desnuda, sino en camisa.

Los que de corazón se quieren ...

Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan.

Una sola piedra ...

Una sola piedra puede desmoronar un edificio.

Necesidad y codicia

Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.

El mayor despeñadero...

El mayor despeñadero, la confianza.