"Derramar vino, buen destino; derramar sal, mala señal".
Este refrán posee -puede entenderse- una gran dosis de superstición, derramar vino (o champagne) es señal de abundancia, pues tiene vino y cava quien tiene abundancia, tiene un buen destino el poseedor de estos productos, y por lo tanto, se supone, aunque no debemos asegurar, ventura y prosperidad.
En cambio, al mencionar la sal, pensamos enseguida en un mal presagio porque en la antigua Roma, la sal era muy escasa y de ahí viene la palabra "salario", por esto, quienes derraman sal, derraman su dinero o fortuna.
La sal es un artículo de primera necesidad, quien la derrama, pierde algo básico, pues la sal sirve / servía para conservar alimentos, para dar sabor a las comidas, incluso como moneda de cambio...
El refrán en realidad no tiene un sentido de presagios sino descriptor de realidades. Quien derrama el vino es porque lo tiene, tiene abundancia para costear bebidas que no son de primera necesidad; en cambio quien pierde la sal, que es algo básico, se queda sin ello, pierde lo esencial y por tanto ennegrece su economía, su destino.
Use code SECRET20 to take 20% off any purchase plus Free Shipping at Shoes.com